Como la mayoría del público sabe, Barrabás fue un coetáneo de Jesús. Según opinan algunos estudiosos también era su alter ego. Frente al amor al prójimo que predicaba Jesús y su “dad al César lo que es del César”, aquel sí tomó parte en acciones violentas en contra del Imperio Romano, rebelándose contra la ocupación de Judea.
Malcolm X, el famoso personaje afroamericano que luchó por los derechos de los negros en EE.UU. también prefirió la violencia al discurso y la palabra que empleó Martin Luther King.
Generalmente, y a no ser que habite la maldad o la locura en el corazón de un hombre, éste sólo emplea la violencia para defenderse. Uno se defiende de una agresión de otro. La agresión que motiva y justifica la violencia es aquella que menoscaba o directamente arrasa con nuestros bienes más fundamentales, como la vida en primer lugar, y la libertad, la integridad física o moral en segunda instancia.
Hoy día estamos siendo agredidos. Nos llaman “generación perdida” y lo hacen sin despeinarse y con toda desfachatez, sin que por ello pase nada. Ven como normal que una persona no tenga trabajo y por tanto independencia y dignidad. Ven normal que alguien que se ha esforzado en obtener un título universitario tenga que emigrar a Londres a poner copas. Ven normal que mientras la gente honrada trabaje durante toda su vida sacrificando su existencia para pagar impuestos, haya otros que se los gasten en cocaína, o los roben, o los malgasten. Ven normal que los políticos se eternicen en los sillones sólo abandonándolos para cedérselos a sus hijos. Ven normal que mientras la hacienda pública mengua y quiebra para perjuicio de la mayoría, muy pocos particulares carentes de escrúpulos incrementen sus fortunas aupándose en el abuso, la necesidad y la desgracia de su semejante. Ven normal que el trabajo sea ejercido en peores condiciones que las de nuestros mayores. Ven normal que mientras unos son escandalosamente ricos, otros mueran de hambre y enfermedad. En definitiva, todo este cúmulo de ponzoña moral en que estamos sumidos colectivamente, está visto como normal.
Esto es así porque nosotros no tenemos una reacción cierta a todo lo que está pasando. Se nos agrede y sólo hay impunidad. Llevamos en crisis desde 2008 y nada ha mejorado. Ni siquiera seguimos igual que en aquella fecha, estamos peor. Cuatro años ya en que todo ha sido empobrecerse sin solución de continuidad.
Las agencias de calificación crediticia o rating, aquellas que miden entre otras cosas el riesgo de prestar dinero a un país en función de la posibilidad de que no te pague, han decidido bajar la calificación de la deuda de varios países. Entre otros la de Francia, Austria, Italia, Portugal… y la de España también. Deben de creer en Standard & Poor’s que después de las drásticas medidas de lucha contra el déficit y de ahorro que adoptó Zapatero entonces, y Rajoy ahora, y todas las que toma Italia, Portugal, Francia, etc. merecen más desconfianza que cuando Lehman Brothers dijo adiós.
Por cada 100 puntos de prima sobre el bund alemán en un año, pagamos alrededor de 12 mil millones de euros. Lo paga España y lo pagan los puestos de trabajo de los españoles, su sanidad, su educación, su Justicia, su bienestar.
Es un ultraje. Reuniones Merkel-Sarkozy por un tubo, recortes, recortes y más recortes, impuestos, paro y penas.
Estas agencias de calificación que cada vez que actúan nos cuestan un ojo de la cara, eran las que otrora estimaban en totalmente seguras la compra de productos financieros fundamentados en hipotecas basura.
Ante esta situación cabe no hacer nada como así sucede y seguir viviendo como ratas en lugar de como hombres. Podría caber incluso, aunque no se me ocurre el modo, a excepción de un boicot generalizado a bancos y políticos, una vía pacifista. Pero también cabe acudir a la satisfacción del puro instinto de supervivencia y rebelarse violentamente como la presa que es sujetada por las fauces del león, embistiendo una tremenda coz a la mandíbula del depredador, rompiéndosela y, aún herida de muerte, vengada. Antecedentes hay, reyes y nobles perecieron indistintamente en las guillotinas de 1789. En estas, ¿vendrá un Barrabás?.
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| Toma de la Bastilla. 1789. Wikipedia. |
